Tengo que admitir que empecé a ver esta serie por Ryan Phillippe, pura y exclusivamente. Los primeros episodios pintaban un vecindario ideal, la muerte de un menor y la búsqueda del presunto asesino. La investigación en manos de una despiadada policía interpretada por Juliette Lewis, y el único apuntado Ben Crawford. Los mismos elementos de un montón de series que quieren parecer distintas, pero que finalmente terminan siendo decepcionantemente iguales.
Sin embargo, la verdad es que me enganché con la historia y sobre todo por cómo estaba contada. Es la primera vez que en una serie donde se investiga un asesinato, el relato esta en manos del presunto asesino, o por lo menos del principal sospechoso. Durante los primeros siete capítulos Ryan Phillippe hizo un gran trabajo para que a pesar de todas las pruebas que se iban acumulando en su contra, los espectadores siguiéramos creyendo en su inocencia.
El octavo capítulo fue una gran avance en la historia y un quiebre definitivo. Por primera vez Det. Andrea Cornell cree algo de lo que él le cuenta, y además tenemos el gran avance de saber por qué Ben no recordaba nada de aquella noche. En un buen trabajo Ben vuelve con la complicidad de los espectadores y la ayuda de Dave, su mejor amigo, a revivir todos los momentos cruciales de la noche que culmina con el asesinato del pequeño Tom.
Durante cuarenta minutos vamos entendiendo por qué todas las pruebas apuntaban a él, y cuales eran los malentendidos que se habían ido acumulando durante la investigación. En la detallada declaración que hace frente a la Det. Cornell caminamos por los mismos pasos y por los mismos recuerdos que Ryan Phillippe y descubrimos que una vez que queda presuntamente fuera de la sospecha, es el momento de mirar para los costados y buscar al verdadero asesino.
Una linterna utilizada para el asesinato, el dinero escondido y las verdades relevadas, llevan al abogado de Ben y a todos nosotros a sospechar de su mujer. Christy tiene motivo, oportunidad y puede incriminar perfectamente a su marido, además de sacar ventajas, ya que con Ben preso, ella recupera su libertad, toma revancha por el engaño de su marido, y terminaría por destruirlo totalmente.
En último capítulo no solo produjo un giro en la historia, sino que justifico haber visto los siete anteriores. Las cosas se están poniendo cada vez mejor en Secrets & Lies, y faltando tan poco para el final de la primera temporada, esta serie que atentaba con parecerse demasiado a sus predecesoras, termina por demostrarme que estaba terriblemente equivocada y que piensa escribir su propio camino.
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